Irapuato. – En el marco de un oscuro y tormentoso pasado por hechos de corrupción y escándalo, este viernes el sexagenario y «gallero profesional» Lalo Ordoñez se destapó como aspirante a la Alcaldía de Irapuato.
Cobijado y auspiciado por los ex alcaldes Salvador Pérez, Luis Vargas y otros empresarios (amigos y compadres). Ordoñez, ahora se dijo «enamorado de Irapuato».
Jorge Eduardo Ordóñez Pérez a su paso por Japami como presidente hizo obras indebidas a través de su empresa a pesar de la inconformidad de algunos miembros del consejo directivo, y presuntamente las hacía bajo el cobijo del alcalde en turno, Salvador Perez Godinez.
Entre las obras ejecutadas en medio de cesgos ilícitos están las modificaciones a la planta tratadora de aguas residuales, así como construir tanques elevados en algunos pozos.
Sin oficio político y cobijado sólo por hechos de escándalo y corrupción, el también laboratorista hoy intentó sorprender a propios extraños, panistas y no panistas al presentar su proyecto que sólo representa los intereses mezquinos de un grupusculo que utiliza el poder político y económico para fines particulares y de grupo.
Hay que recordar que en aquel entonces, Lalo Ordoñez fue removido del cargo al llegar como presidente municipal Ricardo Ortiz, pero antes, con el respaldo de algunos panistas pudientes, entre ellos Chava Perezo, Domingo Mendez Mata, entre otros y el patronato de la feria, le otorgaron la construcción «urgente» del Palenque para la pelea de gallos, pero por falta de capacidad subcontrató otras empresas pues debían terminaría en pocos meses.
Los negocios turbios y cesgados de corrupción que hizo Lalo Ordoñez al amparo de sus padrinos políticos es su única credencial que queda en la memoria de los irapuatenses.
Su aspiración política – aseguran expertos– tiene como finalidad de enturbiar y dividir más al panismo irapuatense. La sociedad no olvida, la forma en que este personaje junto con Chava Pérez y compañía aprovecharon su poder político y económico para sorprender a los ejidatarios de los terrenos – donde hoy se ubica la feria– a quienes les pagaron precios de hambre. En la zona, varias hectáreas son propiedad de Lalo Ordoñez y Chava Pérez son los dueños. Este último construyó su bodega de la empresa RYSE.
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